Por Andrea Prieto, consultora junior
El lobby o cabildeo es una práctica que carga con un lastre histórico ya que es vista con una connotación peyorativa. Sin embargo, atiende a la necesidad de participar e influir directamente en la toma de decisiones del poder público desde la esfera privada propendiendo, por supuesto, a movilizar intereses particulares. Esta práctica es una realidad en la vida pública alrededor del mundo ya que no sólo promueve la participación, sino que permite también proveer información valiosa a los tomadores de decisión, facilitando la comprensión de temas y problemáticas a los que estos pueden ser ajenos, acercando así la política a las necesidades de la ciudadanía.
Según Joan Navarro y Carmen Andrés (2016), el concepto común de las definiciones del cabildeo es
el ejercicio de la influencia, entendiendo por influir promover, defender, oponerse o retrasar una decisión a través de diferentes medios, incluida la aportación o utilización de informaciones, estadísticas o análisis. Pero, sobre todo, influir es la capacidad para trasladar los mensajes, argumentos y evidencias correctos y convencer con ellos (p.193).
El lobby también se entiende como una práctica intrínseca a las democracias representativas, en palabras de Joan Navarro y Carmen Andrés (2016): “si entendemos por lobbying la representación legítima de intereses, es necesario que exista un gobierno representativo y un parlamento sobre el cual ejercerlo” (p.193). Se puede, en este sentido, defender la tesis de que “desde tiempos remotos se ejercen presiones y se trata de influir sobre los legisladores para favorecer los intereses de un grupo privado determinado” (Caldevilla Domínguez & Xifra Triadú, 2013, p. 880).
A continuación, se presenta un recuento histórico en el que se evidencia la relación entre cabildeo y democracia.
La aparición de los primeros lobbistas se remonta a la antigua Grecia con los sofistas, asociados directamente al arte de la persuasión mediante el uso de la palabra. Para este grupo de pensadores griegos “la oratoria, la elocuencia y la retórica son instrumentos fundamentales, tanto para convencer como para poder desenmascarar los intereses privados o de grupo” (Vidal González, s.f. p.3).
Los sofistas eran oradores de gran talento, consecuencia y producto lógico de la cultura helenística imperante, y su énfasis en la formación del hombre y en el Zoon Politikon. Los sofistas, considerando que no existía mayor habilidad en el discurso y la oratoria, que ser declarado vencedor de un debate mientras se defiende una postura con la que no se está de acuerdo, alquilaban sus servicios a cambio de postular a favor de una causa u otra. Estos pensadores fueron duramente criticados por filósofos como Sócrates y su séquito de discípulos, al cuestionar la justicia de las causas defendidas. Desde entonces se empieza a gestar esa visión negativa que incluso hoy en día sigue persiguiendo a la práctica de lobby.
La República romana tampoco fue ajena a este tipo de prácticas, gracias a los elevados niveles de participación popular en la esfera política, poco a poco se fue consolidando un sistema clientelar de doble vía entre patrón y cliente. Una ventaja que se gozaba en aquel entonces es que no había corpus normativo alguno que impidiera que el patrono se presentase al debate en compañía de sus fieles clientes, bien mandados electores. Una vez las formas de gobierno primigenias fueron caducando, éstas derivaron en una especie de órgano colegiado, que en primera instancia se conformó como instrumento asesor al servicio del rey. No obstante, tendrían que transcurrir varios siglos hasta llegar a la aparición del cabildeo como sería conocido en la actualidad.
A finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX el concepto empezó a tomar fuerza y mayor relevancia a medida que se consolidaba el poder legislativo con los regímenes parlamentarios. Aún no existe un consenso generalizado acerca de su lugar de origen, hay quienes abogan que fue en el Reino Unido, mientras que otros le atribuyen su cuna a los Estados Unidos de América. Cronológicamente, fue en el Reino Unido donde inició esta tradición a finales del siglo XVIII. En ese entonces el acceso a los ciudadanos a la Cámara de los Comunes estaba prohibido, por lo que las reuniones entre los representantes de distintos intereses particulares, principalmente comerciales, con los parlamentarios se realizaban en los pasillos o en los vestíbulos del edificio, lobbies en inglés.
En Estados Unidos, el origen del cabildeo se remonta al mandato presidencial del Comandante General del Ejército al final de la guerra de secesión, Hiram Ulysses Grant. Existe una pintoresca anécdota acerca de su posible origen. Según Navarro y Andrés (2016), Grant acostumbraba a recibir a ciertos individuos en el lobby del Hotel Willard, cerca de la Casa Blanca, según cuenta la leyenda allí el presidente se encontraba con mayor disposición para dialogar, acompañado los puros que su mujer le tenía rotundamente prohibido fumar en la Casa Blanca. No sólo los líderes, sino todo aquel interesado en promover una causa política aprovechaba para reunirse con él en ese preciso momento, pues se encontraba presto a escuchar y dialogar.
En conclusión, este breve recuento histórico y conceptualización acerca del lobby nos permite vislumbrar los principales motivos por los cuales este mecanismo de participación legítimo ha sido estigmatizado, pues se ha creado un imaginario negativo alrededor de mismo. Sin embargo, este recuento también nos permite comprender cómo el lobby está intrínsecamente relacionado con las prácticas democráticas, otro claro ejemplo de ello es que los lobbistas tienen el derecho a ser informados, haciendo cumplir con la responsabilidad que tienen los gobiernos de rendir cuentas, elemento esencial en una democracia.
Referencias
- CaldevillaDomínguez, D., & Xifra Triadú, J. (2014). Historia de los Lobbies: unaforma de escribir la historia. Historia Y Comunicación Social, 18, pp. 879-892.
- Navarro, J.,& Andrés, C. (2016). Lobbying. Eunomía. Revista en Cultura de la Legalidad,No. 10, pp. 191-201.
- Vidal González,J. (s. f.). Los sofistas. La Sofística: Caracteres Generales. [Aprenderly].Recuperado de https://aprenderly.com/doc/3193111/los-sofistas