Un reto para el futuro
Un reto para el futuro
Por: Laura Rincón, consultora senior
Durante este siglo, el debate por el mercado laboral justo e incluyente de la población joven ha estado cada vez más marcado en la agenda del sector. Si bien la empleabilidad en Colombia es un tema sensible, este es un fenómeno que constituye un reto internacional y que se debe atender de manera urgente y prioritaria.
Colombia cerró el 2019 con una tasa de ocupación ubicada en 57,5%. En 2020, bajo una pandemia y viviendo una de las crisis económicas más fuertes a nivel mundial, esta tasa se ubica en el 46,1% a cierre de junio, según datos del DANE. Es evidente el golpe del Covid-19 a la empleabilidad en el país, siendo la ocupación laboral de la juventud una de las más afectadas. Este público, comprendido entre los 14 y 28 años, registró una tasa de ocupación de 33,7%, en el trimestre abril – junio, lo que traduce una reducción de 12,5 puntos porcentuales frente al mismo periodo del año anterior.
La empleabilidad joven ha sido por años un tema de discusión. Si bien hay compañías que le apuestan a esta población, los mitos entorno a la contratación juvenil son infinitos, entre los que se destacan la inestabilidad, el aburrimiento ante la falta de retos o la búsqueda constante de nuevas oportunidades.
Las universidades velan por mantener programas de formación actualizados a las necesidades del mercado laboral y el Gobierno Nacional presenta proyectos que promuevan la empleabilidad joven a través de programas o decretos que garanticen la ocupación de esta población. Ahora el reto está en manos de los jóvenes profesionales y los empleadores, quienes deben entender cada visión y generar una relación gana-gana para poder salir adelante con el propósito de fomentar el empleo juvenil.
Existen empresas de tamaños, sectores u objetivos diferentes. En cualquiera que se dé la oportunidad, el reto para los jóvenes está en convertirse en piezas fundamentales para el desarrollo del negocio. Por ejemplo, en empresas tradicionales con colaboradores de edad más avanzada y que llevan años trabajando en el mismo lugar, el empleo juvenil se convierte en una gran oportunidad para combinar visiones de experiencia e innovación y alcanzar el objetivo trazado por la compañía.
En una encuesta titulada Millennials desarrollada por Deloitte, de los encuestados que expresaron intención de quedarse por más de cinco años en la empresa en donde trabajan actualmente, el 55% dijo que había más flexibilidad en cuanto a dónde y cuándo trabajar. Lo que revela que las dos partes han venido trabajando, los jóvenes en cuanto a la estabilidad laboral y los empresarios en cuanto a nuevas oportunidades.
Sin embargo, esta realidad del mercado laboral no debe verse solo desde el punto de vista de empleado y de firmar un contrato. En 2019 se crearon 309.463 empresas en Colombia, y aunque en 2020 la aparición de nuevas compañías ha disminuido un 26,3%, los colombianos siguen enfrentándose a este reto de tener su propio negocio, generar empleabilidad y, aunque suene cliché, ser su propio jefe.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se debe velar por mejorar las condiciones del empleo juvenil, siendo necesario establecer medidas y políticas que reduzcan la precariedad laboral de las personas jóvenes, potencien el emprendimiento entre este colectivo y aseguren que su educación y formación corresponda a lo que realmente necesita el mercado.
El llamado es a alinear a todos los involucrados en este proceso. El Fondo Monetario Internacional resalta que, si bien las habilidades cognitivas son necesarias para el desarrollo de un trabajador, hay otras habilidades importantes como el trabajo en equipo, la creatividad, la adaptabilidad y la consciencia cultural y social. Por lo que las universidades, el Gobierno, los empresarios y emprendedores deben encaminarse hacia un mismo objetivo de construir país involucrando a toda la población.
Se debe aprovechar esta generación, criada en tiempos digitales, con altísimas capacidades de adaptarse a nuevas tecnologías, formatos y espacios, para una nueva era corporativa. Si las compañías, nuevas o tradicionales, quieren un dejar un legado en el país; incluir la visión juvenil en este propósito les permitirá tener más clara la visión hacia el futuro.